Vicente Herrera Márquez
Son cientos de páginas que descifro cada noche,
mas, no logro entender el misterio de tus códigos.
Me hago parte de ti en los capítulos de dolor,
me pierdo contigo en el laberinto de tus sucesos
y buscando una casualidad en recodos y gavetas,
siento que mis mejillas se transforman sin querer,
también en el camino recorrido por de tus lagrimas.
Un día eres el ave fénix que renace del olvido,
extendiendo alas y sentidos abrazando inmensidad,
al siguiente nuevamente te sientes cautiva del pasado
y regresas buscando las caricias de aquel que ya se fue.
Hay momentos que tus ojos se llenan de presente,
al tiempo que tu voz encanta y canta de hoy la melodía,
pero al poco andar te sumerges en mares de silencio
y tu vista mira atrás perdiéndose en sombras de nostalgias.
Dime prisionera de esa imagen grabada en el recuerdo,
cual es el discurso, la oración o tan solo las palabras,
que al pronunciarlas sean la llave que abra aquel encierro
o sirvan de ariete que martille y destruya esa muralla,
para traerte liberada a los caminos que te alejen del ayer.
No importa si soy o no soy tu meta u oasis del presente,
pero si quiero ayudarte y ser el compañero temporal,
hasta que cumplas el sueño que vive en ti latente
y que derramas escribiendo en los reglones de tu vida.
Aquel de lograr como mujer, algún día, la gloria y el amor.
domingo, 27 de julio de 2008
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