Vicente Herrera Márquez
Después de la lluvia el arcoiris,
después de la pena una alegría,
el rictus de amargura se transforma
y en el rostro se dibuja una sonrisa.
El andar pesaroso de la tarde,
al sentir luz de luna entre la bruma
se agiliza y raudo corre en la llanura,
en busca de un beso y un abrazo.
Por momentos las palabras brotan iracundas
y se lanzan al viento caprichosas e impensadas,
sin pensar que en otro libro una mano de mujer
con mente y corazón el amor esta escribiendo.
Después de la lluvia hay que pensar,
que no siempre puede ser un arco de colores,
y a la pena la puede seguir un gran dolor.
Hay que contar los segundos lentamente
antes de gritar y reclamar la sinrazón,
pensando que son dos en toda relación
y que mientras uno produce tempestades
el otro que ha contado todos los segundos
puede estar dibujando un arcoiris con amor.
domingo, 27 de julio de 2008
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